lunes, 24 de octubre de 2011

y quiso que Grecia fuera su propia calle

De la nostalgia griega sólo ha salido la melancolía común de occidente.No es poco,es mas bien una patria o una lengua hecha de silencio y mirada baja y humana.Pero podríamos preguntarnos si esto engendra algún futuro,si es madre de algún episodio grande ya sea en la ética o en la economía, o es solamente un complemento del carácter racional y triste de Europa y América del norte.Unos gitanos cantan desatentos al pasado una tensa balería,repentinamente uno de sus niños se desmaya,todos acuden nerviosos hacia el médico que grita "tranquilos,el chico está bien".El silencio vuelve al grupo que regresa a su casa y poco a poco comienza a palmear,taconean,cantan.El resto de las palabras son comunes,salen como automáticas del cuerpo,son su cuerpo mismo y no precisan nada en medio,como hubiese sido el llanto y el grito si el niño estuviera grave.Aquí la vida no ha aprendido de lo estéril,sigue el dibujo de lo imitado en la generación anterior,parece no tener una historia larga que necesite interpretación y ley.También la palabra reside en la garganta y sus fundamentos de dolor y anatomía,de ritmo y sangre.Entonces por qué nuestra tendencia a la aflicción como nostalgia de un orden,de una pequeña certeza racional,de una belleza que permanezca;saltándonos en limpio el gran presente y su capacidad de dar continuidad y futuro.Detrás de la tristeza está el pasado.La depresión es el dolor diferido del pasado a un presente que hemos tirado por la borda.Canta,canta,dichosa ciudad del este,no dejes que un limonero frío y gris se plante en tu jardín con el moho en el suelo y te haga estar pendiente de su único azahar.Ritsos demostró la persistencia del alma de grupo,como Simónides en el epitafio de los muertos del Peloponeso o el redondo cantar del gitano en las tardes en que tu espantas al tedio con unos ojos de vidrio y te refugias en el dolor de no tener siempre la belleza cerca.Ahora bebo cola de caballo y me refugio en unos versos del Mazorca,el gitano que canta a los atardeceres,y que dice que una mula golpea sus aburrimientos como un ángel sopla sus trompetas para anunciar la victoria de un amor sobre los tiranos.Luego nombra a los tiranos que tienen nombres de ríos,mares y montañas,el tirano Gredos,la tirana Bética,el tirano Rhin,la tirana Báltica.El gitano Mazorca es hijo de Marina Benz y dice que para dejar la historia hay que comenzar por olvidar la geografía,sólo así se es libre y se es voz.Marina Benz tuvo una relación misteriosa con María Hilfer que pocos conocen.Apenas aparece en los diarios de la escritora,aunque en la página de Febrero del 74 MH escribe:"La española vive con un hombre de raza gitana.Es feliz cuando pasea con él por las calles de Viena.Suelen cantar juntos y ella hace los palillos con los dedos.A veces cantan lo que ven y todo acaba en una alegría que yo jamás podría darle.Siento envidia de asa forma de vida.Cuando estamos juntos no hay palabras,sólo silencio,bebidas y acción.No hay un momento neutro en sus vidas.Esto me apasiona y me hace renunciar".Jgonzález se ha pronunciado en el significado de esta renuncia;para el MH estaba fascinada con la Benz,enamorada y trastornada con su presencia,pero la inalcanzable vitalidad de la entonces novia del gitano la hizo entender que su plano era otro y su poesía también era otra.MH nunca usó de la prudencia como en el silencio que guardo en sus dos años de relación con la pareja.Muchos años después el Mazorca cantaría unos versos de la Hilfer en el propia ópera de Viena:"Porque un silencio no es mas que una puerta/que se abre hacia la espera/la espera de ti mismo que llegas al amanecer/perfumado como la luz que nos envuelve/hecho para mi cuerpo que se extiende en su permanencia."

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