lunes, 31 de octubre de 2011

madrugada para el dolor

En" Madrugada para el dolor"la austriaca revela su verdadera pasión por Neva,su amor contenido del que se distanció en 1989.María Hilfer se levantaba a las cinco de la mañana para escribir estos textos,según refiere Jgonzález,para que el dolor fluyera con las frescura de la mañana y el abandono de los sueños.En los diarios de la escritora no aparece la causa de esta separación pero sí hay numerosas referencias a los viajes que ambas hicieron durante más de cuatro años."Madrugada para el dolor"es una obra abierta donde la tristeza recupera el sentido de la dignidad de lo cotidiano,ya sin pasión pero con la esperanza de que toda continuidad está por llegar.Lo cierto es que antes de la separación María H jamás había hablado de forma explícita de sus sentimientos hacia Neva.Para muchos detractores de la escritora estos poemas son la descarga inconsistente de un dolor,una imprudencia de una autora que ha sacrificado el rango por la necesidad de comunicarse,de decir su dolor fresco y llano como lo habría dicho un adolescente muerto por el abandono de su tierna amada.Jgonzález sostiene lo contrario,que bajo la apariencia de una ingenuidad en el trazado de los textos existe una complejidad metafísica y una elaboración oculta.Yo no sabría pronunciarme,hay algo en los poemas que me atrae y algo que me decepciona,no obstante reconozco que he leído el libro en varias ocasiones,interesado en muchas de sus imágenes.No creo que sea lo mejor de María pero tiene el poder de las certezas y la elegancia de un misterio.Sabemos el abucheo crítico que recibió este poemario en su país y en España;sabemos que diez años después su autora lo retiró de la segunda antología que de su poesía se editó en Viena;sabemos que Condduukfer,Melgiffer y Sandirnof intentaron convencer a Mh para que no lo editara.Pero también sabemos que Heinsen realizó uno de las peliculas mas hermosas que sobre el amor se han hecho,"Tú sobre la vid",oso de oro en Berlin 1994.

Madrugada para el dolor.PoemaI.
Es temprano para declararme muerta
y que no me llores hasta que te lo sepas
cuando sean las doce y el día tenga
la caída normal de los sucesos.

Mi boca sabe a vodka y gengibre,
una mezcla para la infelicidad,
escalofrío y nausea,
mientras las olas continúan dándote una tregua.

Me levanto para coger el duelo temprano,
para no dejar que un sueño extranjero me someta
a su la esbeltez de sus tacones.

Es fina esta aguja que me ensarta
los órganos pares y la boca.
No llego a tu recuerdo con nada,
no sé de mi destreza en el besarte,
no soy carne en el silencio de tu horas
ni aire que se mete en tu memoria.

En un sarmiento verde me he tendido
a recibir las luces de la niebla,
el sol inconsistente y el frío de los tuétanos.
Esta mañana me han preguntado quién era
sobre la yerba lo invisible,
donde estaba mi yugo ahora y mi alegría.
Por qué mataba a las palabras
al amanecer en sacrificio,
y me manchaba con sus sangres
el satén de los vestidos,
las medias endiabladas de las mañanas sin amor.

Porque no entiendo lo elemental,
sus caderas de agua y su charco,
habito mi resistencia con el alma
cubierta de de yedra y desolación.
(Perdida en las carreteras de un final de tiempo
anda mojada mi memoria,
sobre el alquitrán de mis ojos
dan las luces de los coches,
y deslumbrado llego a otro día
donde tus me das la infusión perfecta para el sueño.)

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